domingo, 26 de octubre de 2014

Décimas al desamor

¿Cómo saber qué añorar
de un corazón confundido?
si se le ha perdido el nido...
¡con suerte sabe volar!
Mi alma ya no va a rogar
ningún cariño cansado
aunque surja arrebatado
como un sueño de arrebol
Se quema con mucho sol
el camino dibujado.

Libertad, dulce saeta
¿qué quisiste demostrar?
¿Que podía suspirar
como hacen los poetas?
Luego me dejas inquieta
y todo se pone triste...
Ay esperanza resiste
que este corazón cansado
tantas veces desdeñado
de colores se desviste.

Tus alas se gestas solas
cuando no quiero llamarlas
mi mente no tiene calma
se vuelve una batahola
como navío en las olas
resiste y busca la gloria
navegando en las historias
traídas de mi pasado,
de un rinconcito olvidado
aún perdido en la memoria.

De a poquito se evapora
toda añoranza primera.
Se muere la primavera
y el dolor de nuevo aflora
Será que el amor demora
o simplemente no existe
o quizás nunca quisiste
salir de la oscuridad,
y ese afán de tropezar
aunque no quiera persiste.

Con un canto me despido
de las promesas y sueños
que desconoció su dueño
y las echó en el olvido.
Ay corazón yo te pido
no cedamos frente al frío
guarda un espacio vacío
para llenarlo de luz
me despego de la cruz
en mi voluntad confío.

Del veneno me despojo

Ya de tu infame veneno
mi alma es indiferente
y aunque engañes a la gente
mi temple sigue sereno
vives dañando lo ajeno
lo que no te pertenece
tomas lo que te apetece
dañando los corazones
La vida trae lecciones
y tendrás lo que mereces.

En tu infinita locura
nunca encontrarás la paz
y aunque intentes marchitar
el fruto que en mi madura
yo me sano sin premura
de los dolores causados
pues si de algo he pecado
fue creer en tu inocencia
y tú ausente de conciencia
vives de inventar atados.

Sigue pintando caretas
y rumores de pasillo
que entre tanto conventillo
ya aparecerá una grieta.
En todas tus jugarretas
tú solita te delatas,
llévate tu perorata
y déjate de hacer el loco
pal miedo nacieron otros
a ti ya nada me ata.

Despidiendo la amargura

Debajo de un limón verde
donde el agua no corría
entregué mi corazón
a quien no lo merecía.

Apareciste en mi vida
de una manera curiosa 
y me entregué temerosa
mostrándote mis heridas.
Fue ese el punto de partida
más negro que yo recuerde
pues buscaste poseerme
robándote mi ternura
y en vano busqué dulzura
debajo de un limón verde.

Junto con la primavera
aparecen los primores
nos deleitan sus sabores
embelesan cual quimera.
Y como una quinceañera
lo evidente no veía:
era promesa vacía
toda caricia y pasión,
planté semillas de amor 
donde el agua no corría.

Nuestra historia fue de arena,
quise creer que era flor,
que en pétalos de color
transmutaría mis penas.
En cada noche serena
abandoné la razón
embriagada en la ilusión
añoraba sus caricias
soñando con su sonrisa
le entregué mi corazón.

La desolación no avisa
si decide aparecer
¡Cómo me hizo padecer
la más amarga noticia!
Aquella miel de tu risa
no vería luz de día
pues de amarga alevosía
entretejiste tu engaño
y le hiciste mucho daño
a quien no lo merecía.

Con este pie se despide
dejando una puerta abierta
un corazón que despierta
y se da cuenta que vive
que de la vida recibe
y entrega de igual manera
ya lejos de las quimeras
y de ilusiones amargas
mi propia historia se encarga
de dar lecciones certeras.

Verso a las palomitas


Diez versos como campanas
nueve veces los repito:
ocho recuerdos bonitos
siete tristezas paganas.
Seis días a la semana
recibo cinco visitas
cuatro palomas me invitan
sus tres humildes tesoros,
dos moneditas de oro
y una sola medallita.