lunes, 21 de junio de 2021

A mi abuelita querida

 
Atesoro los recuerdos
de la casa de mi infancia
y en su cálida fragancia
con alegría me pierdo.
Como en un tácito acuerdo
que compartí con ustedes,
se entretejieron las redes
que dan forma a mis raíces,
benditos tiempos felices
entre esas cuatro paredes.
 
Tibio aroma de canela
de un delicioso pité
y una tacita de té
preparada por mi abuela.
Una exquisita cazuela
y las fragantes humitas
sopaipillas calentitas
preparadas con amor
florecían al calor
de tus dos manos benditas.
 
Cada sábado esperaba
esas mágicas delicias 
que como dulces caricias
en la mesa nos juntaban.
Historias que no se acaban
y nos siguen reuniendo.
El perfecto condimento
que pudieras agregar
es enseñarnos que amar
es el mejor alimento.
 
Construiste Ana María
mis momentos predilectos 
entre chistes incorrectos
y cuentos en poesía.
Historias que nos traían
las estrellas desde el cielo,
un lobo en el desconsuelo
y un bufón triste y feliz.
Me convertí en tu aprendiz
y mi pluma emprendió vuelo.
 
  
Entre todo lo imperfecto
no seremos la excepción
pero tu gran corazón
nos llena a todos de afecto.
Y aunque en algunos aspectos
no seas tan atinada,
nos dices cada burrada
que nos mata de la risa,
y así en lo serio deslizas
una risa improvisada.
 
En este ciclo que parte
estarás acompañada
de toda tu prole amada
que buscará cobijarte.
Así podrás apropiarte
de todo lo que vendrá,
de a poquito sanarán
las penas y el desconsuelo.
Mi abuelito desde el cielo
tus días bendecirá.



viernes, 22 de enero de 2021

Décimas a mi abuelito















Para celebrar la vida
tú nos pediste una fiesta:
la mesa ya estará puesta
y sobrará la bebida.
Serviremos de comida
mil manjares deliciosos
recordando con qué gozo
disfrutabas los momentos
donde el mejor alimento
era vernos a nosotros.

Tuviste toda una vida
para recorrer el mundo
pero tu lugar fecundo
fue con tu esposa querida.
Ese hogar fue mi guarida,
mi palacio de aventuras.
Lo recorro sin premura
y en cada rincón me encuentro
con algún nuevo recuerdo
de tu infinita dulzura.

Sola no se va a quedar
tu adorada Marianita,
tu compañera infinita
bien la vamos a cuidar.
Ya te volverá a abrazar
y aunque te cueste, yo sé,
hoy día te pediré
nos la prestes un ratito
y le guardes un huequito
en el tarro de café.

Este día se enaltece
todo lo que nos dejaste
tres semillas que sembraste
en once nietos florecen.
Tu legado crece y crece
y aunque es triste la partida,
no existe la despedida
porque te quedas adentro
tengo el corazón contento
porque en su centro hoy anidas.

Me enseñaste con pasión
a amar el conocimiento,
a confiar en mi intelecto
y a seguir mi corazón.
En esa nueva lección
me diste la libertad
de abrazar mi terquedad
aceptando mis colores,
de aprender de los errores
creciendo con humildad.

Mi adorado Lincoyán
algún día nos veremos
y entonces compartiremos
mil historias que vendrán.
Entonaremos un vals
con las guitarras del cielo
recordando que en el suelo
para mucho fuiste un mito
para nosotros el Lito
esposo, padre y abuelo.

Un día llegaste al mundo
y un día antes te vas
caminante sin disfraz
sembraste en lecho fecundo.
Y ese mismo amor profundo
que guió a tus estudiantes
se reflejó en tu semblante
para tus hijos y nietos
el amor es el secreto
para seguir adelante.