martes, 3 de julio de 2018

Los aliños de la vida

Se empeña en surgir la vida
desde el más árido lecho,
así brota del despecho
una risa malherida.
Buscando calor se anida
entre la pena y el llanto
y del más negro quebranto
brota una estela de luz.
Para soltar esa cruz,
cuando tengo pena canto.


Así he aprendido a buscar
la alegría en la tristeza
porque todo lo que empieza
se tiene que terminar.
La rueda vuelve a girar
para cristianos y moros
se acelera y sin decoro
trae una nueva condena.
Anticipando la pena
cuando tengo gusto lloro.


Quise dibujar las notas
de alguna canción alada
que voló medio mojada
imitando una gaviota.
En el cielo fue devota
de sus lucecitas de oro;
ayer miró su tesoro
y hoy, cada noche se enciende,
porque imitando se aprende
yo soy lo mismo que el loro.

Le doy gracias a la vida
como dijo la Violeta
porque en cada voltereta
hay lecciones escondidas.
Sanan todas las heridas
se acaban todos los llantos
lo que me doliera tanto
fluye en un claro caudal,
brota como manantial
porque callada no aguanto.

Cogollito de canelo
bendíceme con tus dones
a cambio, te doy canciones
de perfumados anhelos.
Por cada amargo desvelo
habrá una dulce pasión
la pena y la dicha son
aliños en nuestra mesa,
la madre naturaleza
tiene su propia sazón.