esa primera mirada
que sembró sin decir nada
una esperanza de ser.
Pero para florecer,
aquel anhelo imprudente
tuvo que aguardar paciente
varias vueltas del destino.
Certero se abrió camino
cuando estuvimos de frente.
Lo que el destino acompasa
no se puede fabricar,
nos volvimos a encontrar
en la puerta de tu casa.
Un calorcito que abrasa
fue quebrando mi armadura,
la apartaste con dulzura
para observar mi interior.
Toda aprehensión anterior
se esfumó con tu ternura.
Té caliente de cedrón
de melisa y yerbabuena
acompañó una serena
noche de conversación.
Sin tener otra intención,
en un cálido desvelo,
juntos emprendimos vuelo
sin saber muy bien a dónde
pues el amor no responde
a ninguna explicación.
Me invitaste con paciencia
a olvidarme de los miedos
y en el roce de tus dedos
fui encontrando mi conciencia.
Entraste con imprudencia
en los lugares que habito
recorriendo despacito
sin temores ni prejuicios.
Hoy muy lejos de los vicios
te amo y no te necesito.
y de infinitas maneras
por tus palabras certeras
por tus claras emociones.
Por nuestras conversaciones
sin palabras de por medio
que pueden ser el remedio
para el día más amargo.
En tus risas y letargos,
Te amaré sin intermedios.
Mi cogollito adorado
nos queda un largo camino
de aciertos y desatinos
como los que hemos sorteado.
En nuestro templo sagrado
habrá tiempo de aprender
de reír, de padecer
y de compartir la vida,
Las lecciones escondidas
con amor vamos a ver.